(03.08.88) "Clásico de la Vergüenza" | Universitario de Deportes 2 - Alianza Lima 0
Автор: CANALLOLOFERNANDEZ
Загружено: 2012-11-02
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Aunque ya han pasado más de 24 años de los luctuosos sucesos ocurridos el lejano pero siempre presente 3 de agosto de 1988, es conveniente y necesario recordar en circunstancias en que se ha cumplido un aniversario más de otra humillante y grotesca actuación del cuadro aliancista, como para no perder la costumbre.
Era el clásico de vuelta entre los dos cuadros coperos del Perú. Era de paso la única y remota posibilidad de que en el improbable caso ganaran los infelices que salieron a "defender" los colores blanquiazules de tentar una plaza en la siguiente vuelta de la Copa Libertadores de 1988. Jugaban en Universitario de Deportes "Chemo" del Solar, Leo Rojas, Jesús Torrealba, Fidel Suárez, Juvenal Briceño entre otros jugadores que siempre defenderán hasta las últimas consecuencias nuestra tradicional GARRA CREMA.
Nuestra eterna superioridad se vio reflejada desde un inicio, incluso tardamos mucho en anotar nuestro primer gol por intermedio de "Chemo" del Solar a los 21' del primer tiempo y estábamos once contra once. Diez minutos más tarde, "Chucho" Torrealba en lúcida acción personal aumentaba los guarismos y se empezaba a hacer justicia en el marcador.
Ahí salió a relucir la tradicional "impotencia" aliancista y comenzaron a perder los papeles, si es que alguna vez los tuvieron. Pretendieron justificar su mediocridad recurriendo a la patada artera y al foul traicionero. La primera tarjeta roja administrada por el árbitro Pagano no se hizo esperar. Espino derrochó toda su inferioridad, falta de clase e impotencias al verse superado en toda su mezquina humanidad por el defensa crema Leo Rojas, tenía ya tarjeta amarilla pero hay que reconocer que la falta era para tarjeta roja directa.
Acicateados por su capitán y líder el mediocre Wilmar Valencia, trataron de seguir ocultando su inferioridad y falta de clase y recursos mediante el fácil expediente de reclamar al árbitro todas sus decisiones. Pero lo que no le pudieron achacar nunca al juez Pagano, es que los dos goles merengues fueron producto de nuestra eterna superioridad y gran clase. No necesitamos de penales, tiros libres repetidos ni estar en ventaja numérica para ponernos en ventaja. Los goles fueron consecuencia de la excelencia de nuestro brillante accionar, hecho característico de nuestros 83 años de gloriosa vida deportiva.
Las expulsiones siguieron y se fueron al descanso con 9 hombres. Ya en el entretiempo se presagiaba una goleada de proporciones que unos farsantes disfrazados de futbolistas intentaron a toda costa evitar desde el reinicio de las acciones. Los fouls violentos con peligro de la integridad física de nuestros jugadores menudearon, como si trataran de promover una gresca general y asó poder disimular toda su inmensa podredumbre.
En los únicos 10 minutos que se jugaron del segundo tiempo tuvimos hasta 3 claras ocasiones de gol, que afortunadamente no se concretaron para no darles la excusa infantil de que anotamos mientras estaban en inferioridad numérica. Ya con ocho hombres se dio paso a la consigna vergonzante que no tiene parangón alguno en la historia de nuestro balompié. Dos jugadores perfectamente aptos para seguir su pantomima de jugar a ser futbolistas se hicieron los lesionados a fin de que el juez se vea en la obligación de sus pender el encuentro por encontrarse uno de los contendores con menos de los 7 jugadores que estipula el reglamento.
Esto que les estamos contando sería acusado de parcial tratándose de un medio plenamente identificado -a mucho orgullo- con el mejor club peruano de todos los tiempos: UNIVERSITARIO DE DEPORTES. Pero es el caso que todos los periódicos de la época pusieron los siguientes titulares:
¡ESTAFA ALIANCISTA!; ¡ALIANZA SE CORRIÓ!; ALIANZA SE CHUPÓ; ALIANZA: ¡QUE VERGÜENZA!, ES PREFERIBLE MORIR DE PIE QUE VIVIR ETERNAMENTE DE RODILLAS...
Así es señores, como bien dice el último titular mencionado, nosotros habremos perdido algunas veces por marcado algo abultados e injustos, pero siempre poniendo eso que nos diferencia del sexo débil y que ponen las gallinas: HUEVOS.
¡¡¡Nunca nos podrán decir que hemos salido corriendo de una cancha por temor a ser goleados!!!!
¡¡¡Nunca nos podrán decir que no supimos defender en la cancha y como corresponde a nuestros gloriosos colores!!!
¡¡¡Nunca podrán decir nada quienes no supieron en su momento defender con hombría la dignidad de sus colores!!!
(Publicado en la Revista GARRA CREMA, Edición No. 15, 1995)
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